Era mi cumpleaños, y mis hermanos me regalaron la plata necesaria para ir al concierto de BigBang. En ese tiempo mi presupuesto era muy acotado, mi beca se había acabado y vivía de trabajos de medio tiempo, por lo que comprar la entrada sería difícil. Estaba demasiado emocionada, mi primer concierto de KPOP, y mi primer concierto en el Tokyo Dome que alberga a unas 55mil personas.
Llegó el día del concierto, descubrí que antes de la actuación habrían largas filas queriendo comprar merch especial de la gira. Me compré un anillo con la B de BigBang, de color amarillo y con luz, lo más barato que encontré. A la entrada del estadio me dieron una luz con forma de corona para poner en mi muñeca, y descubrí que mi asiento estaba en las últimas filas más arriba y lejanas del escenario. No me desanimé y me propuse disfrutar.
Con interés observaba a las fanáticas que llegaban con los más variados elementos de BigBang, poleras, polerones, toallas, lightsticks, carteles, muñequeras, luces, y un sinfín de coloridos elementos. El estadio se veía hermoso, lleno y colorido. El concierto empezó, músicas que cantaban todas, pantallas gigantes, luces, fuegos artificiales, escenarios que recorrían el estadio, un espectáculo que nunca antes había visto. La luz que me regalaron cambiaba de colores, cambios que pasaban en todas las asistentes a la misma vez. Salí del concierto extasiada.